La prostatectomía radical robótica  es una intervención quirúrgica en la que se extirpa totalmente la próstata. Está indicada por la presencia de un tumor maligno de próstata y la intervención se realiza con intención curativa a través de pequeños orificios en el abdomen por los cuales se introducen los instrumentos robóticos que se movilizan y dirigen desde una consola a varios metros de la mesa del paciente.

Mediante este procedimiento se pretende la eliminación de la próstata enferma y la desaparición de los síntomas derivados de esta enfermedad, con intencionalidad curativa a largo plazo. La técnica del robot Da Vinci, permite una visualización excelente de los órganos de la pélvis con una aumento de 10 veces superior a la de la visión del ojo humano.  La cirugía robótica consigue un menor sangrado intraoperatorio, un menor dolor postoperatorio, una rápida recuperación y menores lesiones cicatriciales. La mejor visualización de las estructuras anatómicas gracias a la cámara intracorpórea permite una cuidadosa disección de la glándula prostática así como una sustancial mejoría en la reconstrucción del tracto urinario. El paciente suele pasar una noche en el hospital y al día siguiente es dado de alta a su domicilio. La sonda vesical se retira a los 8-10 dias de la intervención.

En los pacientes afectados de cáncer de próstata de bajo riesgo es posible la preservación de bandeletas neuro-vasculares con objeto de conservar la función sexual tras la intervención. Este objetivo es posible alcanzarlo gracias a la cirugía robótica.

Cuando nos encontramos ante cánceres de alto riesgo no es recomendable la preservación neuro-vascular por el riesgo de comprometer los resultados oncológicos.

Los resultados oncológicos y funcionales de esta técnica, en la actualidad, permiten posicionarla como la técnica quirúrgica de referencia para el tratamiento curativo del cáncer de próstata.

La nefrectomía parcial robótica  pretende la extirpación parcial del riñón enfermo, habitualmente por un tumor renal, pero preservando el resto del órgano que no está enfermo.  Con ello podemos conservar una mayor función renal.

La utilización del robot Da Vinci en esta cirugía logra un menor dolor postoperatorio, una más rápida recuperación, un menor sangrado y un menor tiempo de isquemia renal. El procedimiento es una cirugía importante que requiere la administración de anestesia.

La mejor visualización de las estructuras anatómicas gracias a la cámara intracorpórea permite una cuidadosa disección del riñón así como una sustancial mejoría en la rapidez y precisión para reconstruir el órgano sano. Habitualmente es necesario la colocación de un tubo de drenaje que se suele retirar a las 24 horas de la intervención.

El paciente suele pasar una noche en el hospital y al día siguiente es dado de alta a su domicilio.

Los resultados oncológicos y funcionales de esta técnica, en la actualidad, permiten posicionarla como la técnica quirúrgica de referencia para el tratamiento curativo del cáncer de riñón localizado.

La pieloplastia robótica pretende resolver la estenosis o estrechez generalmente congénita, de la zona de la salida de la pelvis renal hacia el uréter. Cuando esta zona está cerrada la orina producida por el riñón tiene gran dificultad para salir, provocando dolor, infección, formación de cálculos, dilatación renal y pérdida progresiva de la función del riñón.

Mediante este procedimiento se pretende aumentar el calibre de la unión pieloureteral resolviendo así el problema de la estrechez.

La utilización de la cirugía robótica Da Vinci consigue la realización de este procedimiento con una gran precisión, con menor dolor postoperatorio, una más rápida recuperación y menores lesiones cicatriciales.

El procedimiento requiere la administración de anestesia. Se realiza a través de pequeños orificios por los cuales se introduce una pequeña cámara endoscópica, así como instrumentos de corte y coagulación, todo ello bajo anestesia general, provocando la insuflación abdominal mediante la introducción de CO2 en el abdomen. Una vez localizada la zona estrecha se extirpa y se vuelven a unir la pelvis renal con el uréter, remodelando esta zona para evitar que se vuelva a cerrar.

En la intervención se puede dejar un catéter fino dentro del uréter (que va desde el riñón a la vejiga con el fin de una adecuada cicatrización de la zona operada) o una nefrostomía con tutor intraureteral (catéter externo). Los catéteres se suelen retirar posteriormente de forma ambulatoria.

La cistectomía radical robótica  es una intervención quirúrgica en la que se extirpa totalmente la vejiga y la próstata en el varón, y la vejiga y el útero en la mujer. Está indicada por la presencia de un tumor maligno en la vejiga urinaria. La intervención se realiza con intención curativa a través de pequeños orificios en el abdomen por los cuales se introducen los instrumentos robóticos que se movilizan y dirigen desde una consola a varios metros de la mesa del paciente.

Mediante este procedimiento se pretende la eliminación de la vejiga enferma y la desaparición de los síntomas derivados de esta enfermedad, con intencionalidad curativa a largo plazo. La cirugía robótica permite la creación, de manera intracorpórea y sin necesidad de abrir la cavidad abdominal, de una nueva vejiga utilizando el intestino delgado del paciente. La técnica del robot Da Vinci, permite una visualización excelente de los órganos de la pelvis con una aumento de 10 veces superior a la de la visión del ojo humano.  La cirugía robótica consigue un menor sangrado intraoperatorio, un menor dolor postoperatorio, una rápida recuperación del tránsito intestinal y menores lesiones cicatriciales. La mejor visualización de las estructuras anatómicas gracias a la cámara intracorpórea permite una cuidadosa disección de la vejiga y demás estructuras pélvicas, así como una sustancial mejoría en la reconstrucción del tracto urinario. El paciente suele pasar unos 5-7 días en el hospital antes de ser dado de alta a su domicilio. La sonda vesical se retira a los 12-14 días de la intervención de manera ambulatoria.

Los resultados oncológicos y funcionales de esta técnica, en la actualidad, permiten posicionarla como la técnica quirúrgica de referencia para el tratamiento curativo del cáncer de vejiga.

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