La prostatectomia abierta o adenomectomia prostática retropúbica (técnica de Millin) pretende mejorar la calidad miccional y suprimir la sonda vesical permanente (si fuese portador de ella).

El procedimiento requiere la administración de anestesia. Mediante esta técnica se extirpa el adenoma de próstata, que es una tumoración o crecimiento benigno en el interior de la glándula prostática que obstruye el cuello de la vejiga dificultando o impidiendo la micción. En la intervención se extrae solo el adenoma y se conserva la cápsula o porción periférica de la próstata. La intervención se practica a través de una incisión en el abdomen por encima del pubis.

Después de la intervención se mantienen sueros intravenosos durante 24-36 horas. Suele ser necesario una irrigación contínua de la vejiga a través de la sonda vesical para mantener limpia la vejiga durante las primeras horas. Durante unos días se mantiene la sonda vesical y, una vez retirada ésta, ya es posible realizar la micción de forma natural, inicialmente con pequeños trastornos como escozor, imperiosidad, etc, que suelen desaparecer a los pocos días.

Los puntos o grapas de la herida se retiran a los 8 – 10 días en la consulta.

La cistectomia radical pretende la eliminación de la vejiga enferma y la desaparición de los síntomas derivados de dicha situación.
Mediante esta técnica se extirpa la totalidad de la vejiga. En el hombre habitualmente se extrae a la vez la próstata y las vesiculas seminales, y en el caso de la mujer la matriz. La intervención suele realizarse para tratar un tumor maligno, y habitualmente con intención curativa.

Una vez extraida la vejiga el Urólogo tiene que optar entre, o bien derivar la orina a piel (técnica de Bricker o ileostomia cutánea) en cuyo caso el paciente será portador de una bolsita o colector en el abdomen para recoger la orina; o bien reconstruir una vejiga con intestino, pudiendo entonces realizar la micción de forma natural a través de la uretra (sustitución vesical ortotópica). Esta última opción no siempre es posible realizarla, dependiendo de las características del tumor y de las condiciones anatómicas del paciente.

El postoperatorio normalmente es prolongado y durante este tiempo se van retirando la alimentación por sueros y las sondas o drenajes paulatinamente.

Durante el mismo acto quirúrgico suele realizarse la extracción de las cadenas ganglionares pélvicas (linfadenectomia pélvica) con objeto de enviarlas para su estudio anatomopatológico, puesto que son el primer escalón de diseminación de los tumores malignos de vejiga.

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