El cáncer de pene es el crecimiento anómalo y descontrolado de células del glande o de la piel que lo cubre. Constituye un tumor de fácil diagnóstico por su localización y con altas tasas de curación en las fases iniciales de la enfermedad.
La simple detección de una lesión o herida en el pene que no cura en un plazo de 15-20 días nos tiene que poner en alerta y acudir al urólogo.
El principal síntoma del cáncer de pene es la existencia de una lesión verrugosa o plana, ulcerada, habitualmente localizada en el glande o prepucio. Pueden aparecer ganglios inguinales bilaterales aumentados de tamaño como resultado de una diseminación del cáncer. Las metástasis a distancia son raras.
Una higiene correcta del glande es fundamental para la prevención. La circuncisión a veces es necesaria para lograrlo
Los principales factores de riesgo son la fimosis, falta de higiene, tabaco y promiscuidad sexual
En lesiones precancerosas un tratamiento tópico con crema, laser o crioterapia puede evitar la cirugía
La cirugía es el tratamiento de elección. Se consigue preservar la función sexual con una cirugía precisa
La incidencia del cáncer de pene en Europa y Estados Unidos es inferior a 1/100.000 hombres, pero en países del tercer mundo supone hasta el 20% de los cánceres en el varón.
La infección por el virus del papiloma humano HPV (serotipos 11, 16 y 18) se encuentra presente en el 50% de los casos.
La presencia, número y grado de afectación de los ganglios de las ingles son el principal factor pronóstico. También lo son la localización, el grado de infiltración y de agresividad de las células del tumor primario.
En cánceres de pequeño tamaño y de bajo grado puede realizarse una cirugía conservadora del pene, siendo necesario un seguimiento estrecho para la detección precoz de recidivas locales. La amputación parcial o penectomía parcial se debe de practicar siempre que sea posible dejar márgenes libres de enfermedad. Si esto último no es posible o existe una recidiva tras la penectomía parcial, se debe proceder a una amputación o penectomía total.
La persistencia de ganglios inguinales palpables obliga además a la realización de una linfadenectomía inguinal, con el objetivo de extraer todos los ganglios de las ingles.
No deje pasar por alto los síntomas.
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