Los cálculos renales son acúmulos de sedimentos que precipitan en los riñones o en las vías urinarias (uréteres, vejiga). Los cálculos se componen de sustancias normales de la orina, pero por diferentes razones se han concentrado y solidificado en fragmentos de mayor o menor tamaño. Alrededor del 15-20% de los pacientes con cálculos son hospitalizados debido al dolor, infecciones y/o obstrucción de la via urinaria.
El diagnóstico de la litiasis urinaria se hace mediante el análisis de orina, radiografía simple de abdomen y ecografía. El diagnóstico definitivo se realiza mediante el TAC.
La forma más frecuente de presentación es el cólico nefrítico. Se trata de un dolor, a veces muy intenso, que se produce por el taponamiento de la salida de orina del riñón, que aparece en la zona lumbar ó espalda baja y se irradia hacia el abdomen anterior y hacia los genitales. Es un dolor intermitente, inquietante, que se asocia a nauseas, vómitos, sudoración y sensación de hinchazón abdominal. No suele dar fiebre.
La aparición de sangre en la orina o infección urinaria también son síntomas de los cálculos urinarios.
El objetivo principal en la fase aguda es aliviar el dolor mediante analgésicos ó antiinflamatorios por vía oral o intravenosa. El estudio del cálculo se puede realizar con posterioridad.
La formación de cálculos urinarios se debe a la disminución del volumen de orina eliminado por los riñones y a la precipitación en forma de piedras de las sustancias que forman la orina.
Las personas que forman piedras con elevada frecuencia necesitan un estudio especial para estudiar la composición de la orina y descubrir posibles alteraciones del metabolismo que precisarán de un tratamiento específico.
La mejor prevención consiste en mantener una correcta hidratación bebiendo entre 2 ó 3 litros de agua diarios. Las dietas especiales no son recomendables para todos los pacientes.
Los cálculos renales afectan al 1% de la población total, sobre todo en varones (3-4 hombres por cada mujer), y con un pico de incidencia en los meses de calor (de junio a septiembre) y en personas con actividades profesionales sedentarias o expuestas al calor.
Varias medidas dietéticas generales pueden evitar la formación de cálculos en el riñón. La más importante y la más simple es aumentar la ingesta de líquidos. En un segundo lugar seguir una dieta no superior a 2.000 Kcal, con poca sal, limitando las proteínas animales, los azúcares y el alcohol.
Cuando la enfermedad se complica con obstrucción severa del uréter e infección urinaria es necesario colocar un catéter ureteral doble-J para resolverla. En la actualidad más del 90% de cálculos se eliminan con procedimientos poco agresivos, como la litotricia extracorpórea por ondas de choque (consiste en romper los cálculos en pequeños fragmentos que se pueden expulsar más fácilmente), o la ureteroscopia y litotricia del cálculo ureteral con láser (extracción endoscópica de los cálculos situados en vejiga o uréter).
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